lunes, octubre 29, 2007

¿Quién es el que debe renunciar?


Me llegó por correo electrónico un interesante artículo del Profesor don Gonzalo Rojas Sánchez –citado al final- en el que deja al descubierto la falta de consistencia del discurso del eterno candidato el señor Lavín Infante.

Concuerdo con el distinguido profesor en los síntomas; lo vengo leyendo desde las fechas que él señala, y es efectivísimo que su denuncia a la falta de principios del susodicho se arrastra desde 2003; pero no puedo estar más en desacuerdo con las verdaderas causas del problema: no es el señor Lavín quien le ha hecho daño a la UDI, sino que en la propia declaración de principios del partido y el ideario político social de su fundador, don Jaime Guzmán, es donde debemos buscar las causas del problema. E hilando fino, deberíamos ir aún más allá y analizar la herejía modernista y la libertad religiosa, sustentos filosóficos de las corrientes políticas de hoy.

El problema está en que la UDI –y desde luego, su ideólogo, don Jaime Guzmán- consideran legítimo y moralmente aceptable que una mayoría popular, transitoria o no, determine quiénes deben y cómo se debe gobernar un país, de la forma que lo establecen la Constitución y las Leyes chilenas.

Tal cual lo hemos visto, dichas normas han permitido que en Chile se aprueben políticas de la importancia que juzga don Gonzalo, pelea chica, como bien grafica el sentir de Lavín. ¿Y qué hace la UDI en pleno, no solamente Lavín? Lisa y llanamente las legitima. Veamos.

Como bien afirma don Gonzalo, la defensa de la vida, de la libertad de enseñanza y de la dignidad humana –yo agregaría la recta aplicación de la justicia, la formación moral de los ciudadanos y el respeto a la autoridad y a las tradiciones- son conceptos por los que toda persona bien inspirada debe pelear, pelea que aquél ciertamente ha dado siempre. Pero el partido en el cual milita, a través de sus máximos dirigentes, ha insistido en que la actitud correcta y patriótica es apoyar a las autoridades de turno, acuñando el chiché “si al gobierno le va bien, al país le va bien”. Y el concepto no sólo se lo hemos escuchado al señor Lavín estos últimos días, sino la todos los altos dirigentes del partido hace ya varios años. ¡Cómo no recordar las veces en que el senador Longueira ha tendido un salvavidas y literalmente ha rescatado a la Concertación de su muerte clínica! ¡Sí, a esa Concertación que asesina nonatos, que envenena el alma de jóvenes, que encarcela inocentes, que pisotea la historia, en definitiva, que mata el alma de Chile! ¡A esa Concertación que vilipendia a la Iglesia, que ofende a Dios! ¡Cómo si un punto más de crecimiento económico, uno menos de desempleo o un par de millones menos que se metan al bolsillo fuera a pagar la vida –y posibilidad de salvación- de un niño inocente!

No pues. Don Gonzalo, como católico que es, bien lo sabe. Al mal se lo combate, no se le tiende la mano. Y sostener, ya sea electoralmente, ya sea intelectualmente, a quienes dan su apoyo al mal, simplemente nos convierte en cómplices.

Dicho lo anterior, creo que quien debe renunciar a la UDI no es el señor Lavín, sino don Gonzalo Rojas.


Debe Renunciar
Gonzalo Rojas Sánchez, Profesor Universitario

Pocas, muy pocas veces, un columnista debe citarse a sí mismo o manifestar un yo te lo advertí. Sólo una razón de bien común puede habilitarlo para una pedantería así.

Este es el caso. Bajo esta firma, desde el 2003, se viene insistiendo, de palabra y por escrito, en la Fundación La Vaca, en la UDI, en La Tercera, en El Mercurio, en El Mostrador, en Capital, en La Nación, en Siete, para la agencia Orbe, en cuanto ambiente y en cuanto medio han estado legítimamente disponibles -y ciertamente contra toda aceptación social- en una afirmación que hoy parece confirmada: en Joaquín Lavín no se puede confiar, porque no es hombre de convicciones, no entiende la política y no tiene profundidad. Buen tipo, en otras cosas, y punto; ojalá, punto final.

Que Carlos Peña haya detectado su enémiso intento por reinventarse, aunque el análisis venga de quien viene, resulta sólo parte del problema. La gravedad de lo lavinista es mucho más de fondo y está plenamente reflejada en su "Pensar Chile en grande" de hace diez días en El Mercurio.

No es hombre de convicciones. Afirma en esa publicación que no se moverá una coma de sus principios políticos, pero dos cosas delatan la falsedad de esa afirmación: por una parte, sólo un año atrás se movió kilómetros al renegar de su apoyo al Gobierno militar; y, por otra, hoy nadie conoce la lista de sus principios como para saber de qué metro cuadrado no se movería Lavín; en todo su artículo no hay una coma de principios sustanciales, porque ya no los tiene.

No entiende la política. Describirla como la actividad de los acuerdos implica ignorarlo todo sobre la historia política y sobre su más íntima naturaleza. La búsqueda de la mayoría para respaldar la propia posición, el distinguirse del adversario, y consiguientemente, el conflicto y la confrontación, están en la esencia misma de la legítima lucha civil en la que se empeñan los que creen tener un mejor proyecto que los demás. Los que no se embarcan en eso, y hablan sólo de consensos, embaucan.

No tiene profundidad. Una y otra vez se le ha dicho que las encuestas no deben mandar y que las pequeñas confrontaciones sociales son decisivas; pero él insiste en consultar los números de las últimas llamadas telefónicas y adjudicarle a la sonrisa y al apretón de manos las grandezas que sólo tienen las diarias gestiones en defensa de la vida, de la libertad de enseñanza, de la dignidad humana, actitudes que Lavín hace tiempo que ha abandonado, por considerarlas pelea chica.

Hoy, de modo plenamente responsable y bajo la misma firma que tantas veces antes denunciara sus inconsecuencias, se proponen para discusión estas dos afirmaciones:

Primero: Joaquín Lavín debe renunciar ya a la Unión Demócrata Independiente, porque ni su estilo, ni sus principios ni su respeto con la historia son compatibles con el partido de Jaime Guzmán, al que le ha causado un daño enorme. Nada de desmarcarse, como anunció hace un año. Lo honesto es renunciar.

Segundo: Nunca más (al menos ya la vez pasada, este columnista marcó nulo) se debe votar por Joaquín Lavín.


Usted puede opinar.

El volverá a guardar silencio.

 

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sábado, octubre 27, 2007

Levonorgestrel 0.75


El año 2006, los dos laboratorios que comercializaban la llamada “píldora del día después”, dejaron de hacerlo. Grünenthal, que distribuía la droga con el nombre de “Postinor-2”, lo hizo en Febrero, y, Recalcine, cuyo producto se denominaba “Tace”, lo hizo en Septiembre, y además adujo que no quería verse involucrado en la polémica que se había producido en torno a la droga abortiva.

Se cancelaron los registros sanitarios para ambos medicamentos, lo que hizo imposible que la famosa pildorita fuera vendida legalmente en farmacias o distribuida –legalmente, insisto- en consultorios y hospitales.

El mismo año, a su vez, el laboratorio Tecnopharma obtuvo el registro sanitario del ISP para comercializar el Levonorgestrel 0.75, y finalmente decidió no hacerlo, cancelando el respectivo registro.

Pero nuestro Supremo Gobierno, cuya cabeza acaba de reunirse con Su Santidad el Papa y ha manifestado estar en sintonía con él en temas tales como la defensa de la familia, insiste con pertinacia en promover el uso de la droga de marras. ¡Qué doble discurso más escandaloso de parte de quienes hacen gárgaras con el cuentito de los derechos humanos! ¡Lisa y llanamente promueven el asesinato de guaguas!

Hace unos días no encontraron nada mejor que multar a las principales cadenas de farmacias por no tener en stock un producto que en Chile no se puede vender legalmente (¡!).

Se las ingeniaron para importar de la India la misma droga –Levonorgestrel 0.75- que se comercializa con el nombre de fantasía “Optinor” (a confesión de partes, con licencia de “internacional Contraceptive SRH”) y han obligado a las farmacias que mantengan existencias. Otra ilegalidad más, ya que según las normas que regulan la actividad farmacéutica, ésas deben comprar sus productos exclusivamente a los laboratorios, y en el caso de este nuevo medicamento, y según señala su caja, es distribuido por una ONG denominada APROFA, Asociación de Protección a la Familia (sic), la que legalmente no está autorizada a vender ni a farmacias ni a consultorios u hospitales. Sólo pueden usarlo privadamente y repartirlo entre sus beneficiarios, tal cual la Liga Contra la Epilepsia reparte Ritalín sólo a sus miembros, y si una farmacia o centro de salud desea comercializarlo debe comprarlo directamente al laboratorio.

Me gustaría que la autoridad de salud –señora Ministro, SEREMIS-, que tanto celo pone en que farmacias y consultorios repartan una droga cuya finalidad es matar a un niño, velare porque se cumplan sus propias normas, y que en el caso de todos los demás medicamentos comercializados en Chile, lo hace con una estrictez admirable.

 

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martes, octubre 23, 2007

¿Duelo nacional?

Como “una tragedia que enluta a nuestro país”, la Presidente de la República calificó la muerte de ocho delincuentes en un hogar de menores de Puerto Montt, todos ellos condenados por delitos de los llamados de mayor connotación social.

Ciertamente, cualquier muerte es una tragedia. Pero me parece un despropósito llegar a poco menos que declarar duelo nacional en circunstancias que los menores de marras murieron por asfixia como consecuencia de un incendio que -amotinados- provocaron ellos mismos y que impidieron que fuera sofocado.

Cuánto me gustaría que la décima parte de la sensibilidad y diligencia para “investigar y determinar responsabilidades hasta las últimas consecuencias” que la primera autoridad del país y otros zurdos de su calaña han mostrado en este caso la mostraren frente a las miles de víctimas que anualmente caen a manos de quienes hoy tanto dolor provocan en aquéllos.

Como diría un buen amigo, simplemente me tienen hasta más arriba de la coronilla con la patética defensa que corporativamente se hace hoy en día de facinerosos de todo tipo. Por un segundo, por favor preocúpense de las víctimas, de los millones que nos esforzamos por construir un país grande y que tenemos que vivir enjaulados para que los pobrecitos delincuentes no nos maten o nos roben hasta el aliento.

 

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jueves, octubre 11, 2007

A Dios rogando...

El fin de semana pasado, comentábamos con mi hermano lo excepcional que había estado una columna titulada “Adolescentes” publicada el pasado día 5 por el “Diario Financiero” y escrita por el Padre Raúl Hasbún (se cita al pie de este artículo).

Al leerla, la primera impresión que se nos vino a la mente fue: “¡qué bien, el Padre Hasbún como en sus mejores tiempos!”. Y es que realmente el sacerdote dio en el clavo. Hizo un acertadísimo análisis de un aspecto de la crisis moral que viven los jóvenes chilenos. El único problema es que se quedó en los síntomas, y no abordó ni tangencialmente las causas del problema.

Y es lógico. Es mucho más fácil echarle la culpa al empedrado que reconocer la propia cojera. Y si el reconocerla implica criticar directa o solapadamente a un superior o sacar al descubierto taras o errores –por no decir pecados- personales, la cosa definitivamente se pone cuesta arriba. Para aterrizar el cuento, digamos que lo más sencillo al analizar el comportamiento sexual inmoral y precoz de la juventud chilena es echarle la culpa a las políticas de salud y educación del Gobierno de la Concertación.

Que las Ministros Barría y Provoste y la Presidente Bachelet –y sus antecesores- están empeñados en imponer la inmoralidad (revolución cultural, decadencia, o como quiera que se le llame), es un análisis que frecuentemente se les escucha a sacerdotes de buena línea, a diversos personeros de grupos llamados pro vida o a políticos de “orden”, sin reparar en que dichas políticas serían un absoluto fracaso si no hubieran encontrado el caldo de cultivo adecuado en los grupos a los que van dirigidas –los jóvenes- y si no hubieran contado con la complicidad, voluntaria o no, de sus padres.

El problema no es entonces que el Gobierno reparta píldoras o preservativos, que quiera aprobar normas contra la discriminación, que haga todos los esfuerzos por legitimar conductas impropias. El problema es que tenemos un gran porcentaje de la población que al menos muestra una tremenda indiferencia, cuando no una decidida aceptación, ante dichos actos de la autoridad. Un gran porcentaje de la población con formación moral deficiente.

Visto esto, podemos ahora identificar las verdaderas causas. ¿Quiénes son los llamados a dar formación moral, a preocuparse de la salud del alma de los hombres? La respuesta es evidente. Y resulta que cuando quienes tienen la obligación de guiar al rebaño lo hacen sin convencimiento o simplemente no lo hacen, las ovejas sencillamente se arrancan.

Sin lugar a dudas, en una nación fundamentalmente católica, los primeros responsables de su decadencia moral son los Obispos. Y cuando éstos renuncian a su misión y pasan a ser meros activistas políticos, no esperemos que las autoridades gobiernen decentemente, ni que los padres formen bien a sus hijos, ni que los grupos intermedios den la pelea con convencimiento. Menos que los jóvenes muestren ni siquiera un atisbo de arrepentimiento ante una mala acción. Tan así es la cosa, que me ha tocado ver a jovencitos protestando contra la inmoralidad o irreverencia televisiva usando poleras de MTV, y conocer de buena fuente de casos de otros que hacen gárgaras –en público- con el Sexto Mandamiento y que llegan a su casa a dar rienda suelta a sus instintos con pornografía de la peor clase en Internet… ¡Hasta con cuenta de usuario! Lo grave, es que simultáneamente se las dan de jueces morales de los demás. ¡El ladón detrás del juez! ¡O el mitómano acusando de mentiroso!


¡Y qué podemos pedirles! ¡Si el infierno ya no existe, y para salvar el alma, da lo mismo ser budista, musulmán, judío, católico… ateo o masón! "Todos los caminos llevan al mismo Dios" parece ser la consigna.

No pidamos entonces que el Ministerio no reparta píldoras, que las Municipalidades no entreguen condones o que el Director de Carabineros no haga la vista gorda frente a conductas homosexuales dentro de su institución.

Pidamos, eso sí, que nuestros líderes religiosos se pongan firmes y hagan lo suyo. Porque ofreciéndole sonrisitas a la señorita Bachelet, contando pobres o fijando salarios éticos no van a salvar ni media alma. Y nosotros, apuntando la mira al blanco equivocado, tampoco haremos un gran aporte.


Adolescentes
R.P. Raúl Hasbún Z.
El Diario Financiero
5 de Octubre de 2007

Aunque son y serán cada año menos, los adolescentes chilenos están cada día más en la noticia. Superada la niñez, iniciada su pubertad, abundan en actividad sexual. Lejanos del desarrollo pleno de su organismo y de sus facultades, cometen errores e incurren en desbordes que ocasionan dolor y daño. Según las Normas Nacionales de Regulación de la Fertilidad, que llevan la firma de la Ministro de Salud y, por exigencia del Tribunal Constitucional, también de la Presidente de la República, adolescentes de 14 años deben presumirse capaces de asumir responsablemente sus decisiones en materia de sexualidad sin conocimiento ni consentimiento de sus padres. EI Gobierno les garantiza confidencialidad.

El que puede lo más, puede lo menos. Un adolescente al que su Gobierno le asegura apoyo y secreto para que con autonomía decida si quiere embarazarse o prevenir el embarazo y eventualmente interrumpirlo, no tarda en internalizar que en la esfera de sus derechos está el protagonizar juegos de alto contenido erótico ante una cámara de video y luego propagarlos en la red, Las premisas sembradas por el Ministerio de Salud aterrizan y fructifican en el Ministerio de Educación. Su titular se apresurará a despachar el caso de una adolescente que públicamente expone su intimidad sexual, enfilando rodos sus argumentos en contra de la autoridad que dispone su desvinculación del Colegio en que estudiaba.

Ni una palabra de lamentación o reproche por el antivalor de la conducta en sí. Ninguna reflexión sobre el daño que la adolescente y sus cómplices se infieren a sí mismos, a sus pares, a sus padres. Ningún intento de explorar las raíces, próximas o mediatas, de esta mofa al pudor. Sumisa al consabido paradigma de que la responsabilidad ha de endosarse al sistema, o a la autoridad en poder, rotula como estigmatización e inútil, fracasada pedagogía la decisión de retirarla del Colegio. No le importa que la decisión haya sido consensuada con los padres de la adolescente, y adoptada por un Colegio que lleva más de 300 años de exitosa espiritualidad en la pedagogía. Ignora que la Constitución garantiza el derecho y deber preferente de los padres para educar a sus hijos, y la autonomía de los cuerpos intermedios, auxiliares de los padres y titulares del derecho a enseñar.

Adolescentes ofrecen, vía Internet, vender su bebé en gestación, para así tener tierras, auto y tiempo libre para el carrete. Quienes decretan que con 14 años ellos tienen capacidad de decisión sexual, expliquen por qué merecerían reproche.

 

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¡Quédense callados! ¡Háganlo por Chile!


Hace varios años me formé la idea –definitiva- que el señor Lavín Infante es un huevón. Pero al Senador Longueira, siempre lo había tenido por una persona inteligente, pese a considerarlo, cada día más, ideológicamente bastante lejano.

Y por eso fue que me causó extrañeza el último numerito, ya no para el bronce, sino para el oro: los bacheletistas eran dos.

Concedamos que ambos líderes de la UDI creen de corazón que la Presidente ya no siente simpatías por el frente Manuel Rodríguez.

Concedamos que creen que se arrepintió de su participación en el atentado al Presidente Pinochet que terminó con cinco de sus escoltas muertos.

Concedamos que creen que todo lo que aprendió en la Stasi de la RDA, de su amigo Hönecker o de los sandinistas nicaragüenses le entró por su oído izquierdo y le salió por el derecho.

Concedamos que creen que se le olvidó que cuando la izquierda sale a la calle, la derecha tiembla.

Concedamos que creen que es tan, pero tan inocentona, que sus políticas públicas en relación con la vida de los inocentes, la sexualidad, la delincuencia y la familia son un gol de media cancha de los escalonas, las barrías, los genaros y otras eminencias grises de sus sector político.

Concediéndoles todo eso, creyéndoles que de buena fe que creen en las ‘buenas intenciones’ de la señorita Presidente, no puedo creer que sean tan, pero tan estúpidos, como para colgarse de una figura política cuyo nivel de apoyo popular se asemeja a un objeto en caída libre.

Derechamente, y lo digo con todas sus letras, creo que estamos frente a dos casos graves de insanía mental, si es que no de una perversa mala fe.

 

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viernes, octubre 05, 2007

¿Y ahora quién podrá defenderme?

Y pasó lo que tenía que pasar. Nuestro Supremo Gobierno, al recibir la sorpresiva noticia de que su popularidad apenas alcanzaba al 35%, echó mano, a través de uno de sus lacayos –el Juez Cerda- al más trillado de los recursos: encarcelar a la familia Pinochet en pleno y a uno que otro militar. Claro, como Matute ya está muerto y Paul Schäffer preso –y no precisamente por pederastia- no quedaba otra que usar a la familia del ex Presidente como cortina de humo.


Dejemos de lado el hecho que la señora Lucía tiene casi 90 años. Dejemos de lado que al General Pinochet, no uno sino muchos empresarios, tanto chilenos como extranjeros, le donaron importantes sumas de dinero -millones de dólares- para que pudiera defenderse de los previsibles embates de sus enemigos. Dejemos de lado que quienes hacen las mayores gárgaras con los ocho millones de dólares por los que se está procesando a esas 23 personas, tan solo en el caso de Ferrocarriles se echaron al bolsillo unos mil doscientos millones de la misma moneda… ¡150 veces más! Y dejemos de lado que si los gastos reservados los usa el estadista, aunque sea para repartirlos en sobrecitos a sus amigotes, es pecado mortal investigarlos.

Pero nada de eso vale. Ya no bastándoles con tener a medio Ejército en la cárcel –secuestrados incluidos, supongo-, ahora nos recuerdan que Pinochet, su señora, sus hijos, sus amigos y sus camaradas se comían los niños y había que meterlos al chucho usando cualquier expediente… ¡Qué mejor que un juez amigo que en unos días más recibirá 88 millones de pesos como premio de parte de una ONG norteamericana que vela por los derechos humanos de quienes tienen las manos manchadas con la sangre de 150 millones de almas!

¡Y qué esperábamos! ¿Qué alguien en este querido Chile tuviera la nobleza de defender al menos a una pobre viuda? ¿A sus camaradas perseguidos? ¿A inocentes? Nones… Los políticos preocupados de las próximas municipales y presidenciales… El perraje preocupado de la farándula, el final de Papi Ricky y de la Naty. Y los militares preocupados de defender la democracia en Haití… y sus carreras profesionales.

Pero no nos quejemos. Nosotros, todos, elegimos al Gobierno que tenemos. Y nosotros, todos, elegimos a los legisladores, de un lado y del otro. Y recordemos, que todos ellos, en concomitancia, derecha e izquierda, les quitaron el poder a los mandos militares, con lo que quedaron legalmente imposibilitados para frenar este tipo de injusticias.

Legalmente digo, porque los pantalones se los quitaron ellos mismos. En una actitud contraria a toda tradición y buen juicio, autodemolieron la esencia de la carrera militar a un extremo que hoy en día da exactamente lo mismo ser médico, ingeniero, cartero, basurero, vendedor o uniformado. Es una carrera como cualquier otra, y el uniforme y las estrellas o galones no son más que la falda o el terno del empleado del Banco de Chile… ¡Primero cumplir los 30 años; la Patria y sus valores que se jodan!

Lógico. No podemos esperar otra cosa. Hoy en día los muchachos no ingresan a las Escuelas Matrices a los 11 años, como Prat, Uribe o Condell, o a los 14, como nuestros padres, sino de 20 o 22, muchas veces ya maleados y hasta con prontuario universitario, de tal forma que se hace prácticamente imposible moldearlos como antaño, crearles carácter. Van a la aventura, a lo bakán, no a servir a la Patria. Y para atraerlos, nada mejor que un spot diseñado por los mismos que nos muestran jóvenes que quieren tener sexo con la mamá del amigo o que toman Sprite y se tiran un flato… con una buena canción satánica se les pide que entren al Ejército, a la Armada o a la Fuerza Aérea…

No podemos esperar otra cosa si nuestro Ejército forma sus oficiales con la ayuda de una universidad cuyo sustento ideológico bien puede verse reflejado en este artículo escrito por su Rector.

No podemos esperar otra cosa cuando los cadetes militares son formados por comunistas como el poeta Zurita, quien dicta conferencias, en presencia del Comandante en Jefe, en plena Aula Magna de la Escuela Militar.

En fin, no podemos esperar otra cosa cuando ante una injusticia que la huele hasta una guagua de prekinder, el mismísimo General Izurieta aparece por televisión reunido con las viejas de las fotos repitiendo la cantinela de que nadie está por sobre la ley.

No podemos esperar que esos militares defiendan ni a su propia gente –a la ‘Gran Familia Militar’, frasecita con la que se llenan la boca. Lógico, pueden perder un trienio, una subsecretaría o un ministerio… No son ni la sombra de Ignacio Carrera o Arturo Prat. Ellos sacrificaron nada menos que la vida. Ni la sombra de Pinochet o Merino. Ellos sacrificaron su vejez. Ni la sombra de Contreras o Krassnoff. Ellos sacrificaron su libertad.

No puedo terminar estas líneas sin mencionar que acabo de recibir un correo de alguien muy ligado a la Fundación Pinochet, que dice que “tenemos que hacer algo”, así bien vago… hilarante cuando llevan sus buenos años becando a los hijos del General Cheyre y omitiendo la tercera estrofa de la Canción Nacional para que no se enoje el caballero… y cuando personalmente, digamos unos tres de sus mandamases, me han llamado la atención personal y severamente por mi actitud crítica a la derecha. Esa misma derecha que no mueve un dedo por la Señora Lucía, sus hijos, los militares perseguidos y, en su oportunidad, por don Augusto.

 

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