lunes, septiembre 22, 2008

31 de Octubre, 18 de Septiembre, 12 de Octubre


Chile como Nación tiene algo menos de 500 años de historia, y no 200, como pretende hacernos creer la propaganda oficial –propaganda que se ve exacerbada por estas fechas en que se “celebran” las llamadas Fiestas Patrias. En términos simples, se reconoce como “chilenidad” sólo la parte de nuestra historia marcada por la ilustración y no aquella fuertemente inspirada por el catolicismo, y que fue, sin duda, la que definió nuestro carácter y nos dio un sello particular como país.

Durante estos mismos 500 años, se han dado los tres procesos históricos más fundamentales de la era moderna, los tres en fechas semejantes, los tres representando un avance sistemático de la apostasía de la verdad de Dios y los tres, de gran influencia en nuestra historia: en 1517, el protestantismo, o apostasía contra la Iglesia Católica; en 1717, la masonería, o apostasía contra Nuestro Señor Jesucristo; y, en 1917, el comunismo, o apostasía contra Dios.

La publicación en 1517 de las tesis de Lutero marca el inicio del protestantismo y se parte borrando de un plumazo “la mitad” de la verdad: Se sigue aceptando la mediación de Cristo hacia Dios, pero no la de la Iglesia hacia Cristo; se acepta la revelación –las Escrituras- pero no la tradición –el Magisterio-; sólo la gracia y no la mediación a través del sacerdocio y los sacramentos; sólo Dios y nada a través de los Santos del Cielo.

La masonería, fundada en 1717 -curiosamente, sus artífices fueron protestantes, Désaguliers y Anderson-, vuelve a borrar “la mitad” de lo que va quedando de verdad: se rechaza ahora la revelación de Dios en el mundo. La masonería no es atea, sino deista; postula que Dios –el gran arquitecto- deja de actuar en el mundo después de la creación. La consecuencia inmediata es el agnosticismo o la imposibilidad de conocer la verdad y consecuentemente, el liberalismo, o libertad en vez de autoridad, o relativismo en vez de moral verdadera.

La revolución comunista de 1917, inspirada en la Revolución Francesa, especialmente en Rousseau (masón), termina por borrar a Dios, por institucionalizar el ateísmo, no como un elemento externo, sino esencial. Pretender que el comunismo es meramente un sistema político-económico y que el odio a Dios es algo externo o circunstancial es simplificar dicha ideología al extremo y no advertir que las más grandes persecuciones de cristianos se han dado bajo el yugo de la hoz y el martillo o que los modernos gramscianos rescatan de Marx y de Lenin principalmente su antiteísmo militante.

Este proceso de apostasía, que analizado a nivel global se aprecia en toda su coherencia y consecuencia, y que terminó por infiltrar la Santa Iglesia en su forma de progresismo, está obviamente presente en los procesos histórico-sociales de Chile, quizás no en la misma secuencia o con la misma fuerza. El resultado final, sin embargo, sigue siendo el mismo.

La menos evidente, pero quizás la más arraigada, es sin duda la influencia de la masonería. Muy probablemente tiene esas características por dos razones: primero, porque el proceso se inició en Chile hace más de doscientos años, siendo la ‘Independencia’ tan sólo su consolidación. Si bien es verdad, la Primera Junta juró lealtad al Rey legítimo, su constitución tan sólo vino a legitimar entre un sector importante de la población la ‘necesidad’ de desligar políticamente a Chile de la Corona Española. Obviamente, y como es común a todos los procesos sociales, los ilustrados de la época encontraron acogida en incautos, principalmente entre la clase aristocrática, con lo que el sentimiento antimonárquico se extendió a gran parte de la gente, sin que ésta advirtiera que le era útil a una causa profundamente anticatólica. En segundo lugar, la continua propaganda que ha hecho creer a generaciones, y hasta nuestros días, que el bando triunfador de la guerra civil correspondía a los verdaderos chilenos –los ‘Patriotas’, los ‘buenos’- en contraposición al bando derrotado, los Realistas –o ‘malos’. La verdad, un grupo de chilenos se impuso sobre otro. O un grupo de súbditos de la Corona Española se impuso sobre otro, como quieran verlo. Lo que es un error histórico –pero muy conveniente como discurso- es que los chilenos se impusieron sobre los españoles.

Pese a lo anterior, la masonería no logró extirpar el profundo catolicismo de Chile. Es verdad, logró la separación de la Iglesia del Estado, logró finalmente imponer un sistema político y jurídico que es fiel reflejo de los principios que inspiraron la Revolución Francesa. Pero la gente seguía pensando como católica, seguía comportándose como católica, seguía teniendo un discurso católico, en definitiva, seguía siendo católica. Faltaba un detonante, algo que permitiera extirpar definitivamente a Dios de nuestra sociedad.

Como en todo el resto de occidente, la ‘ayudita’ vino desde adentro. Con los años ’60 el progresismo arremetió con fuerza, y lo que no había logrado el comunismo -Frente Popular, radicales, Unidad Popular- lo logró la propia Iglesia Católica: sacar a Dios de nuestras vidas. Lo hizo sacándolo de sí misma, adoptando un discurso antropocéntrico cuya consecuencia más obvia fue el crecimiento explosivo de las sectas evangélicas, que este año contarán con su propio día feriado, el 31 de Octubre, y para agravio de los católicos, a costa del Día de la Raza, quizás el festivo de más simbolismo por conmemorar el inicio de la evangelización y civilización del continente.

En lo político, económico y cultural, la Iglesia dio, a partir de los años ’60, un decidido y determinante apoyo a la izquierda, quien no logró imponer el modelo a la usanza de Lenin, pero sí logró imponerlo en su forma gramsciana, a través de nuestros últimos Gobiernos y sin ninguna resistencia –más bien con el apoyo- de los grupos reaccionarios.

Lo que tenemos ahora es un país en que cada día hay menos católicos y los que aún declaran profesar dicho credo, lo hacen sin convicción. Triunfo de Lutero. Tenemos un país que cree a pie juntillas en el ‘dogma’ de los derechos humanos, la democracia, el liberalismo, la igualdad de sexos, la falta de autoridad y de jerarquías. Triunfo de la masonería. Tenemos un país que idolatra al medio ambiente, considera que Semana Santa es un feriado largo para descansar y la Navidad una fecha en que se hace regalos, ve con buenos ojos el esoterismo, el paganismo y el indigenismo, y definitivamente piensa que Dios ‘es un mal, afortunadamente superado’. Triunfo del comunismo.

Lo triste es que dichos triunfos han contado con el silencio, cuando no con el entusiasta apoyo, de toda la Jerarquía de la Santa Iglesia. Dios se apiade de ellos.

 

9 comentarios

9 Comentarios:

At 22 de septiembre de 2008, 9:34:00 p. m. CLT, Blogger David Silva dijo...

Harto de cierto dices estimnado....aunque bien vendrían algunas precisiones.

La infiltración protestante y la infiltración marxista en la Iglesia corren claramente por carriles distintos. El protestantismo mayoritario en Chile (petecostales y sus derivados, los "canutos") cala fundamentalmente en sectores populares donde, no podemos negarlo, he ejercido un rol moralizador muy importante, contra la dorga, el alcoholismo, trabajo con presos, etc. El maridaje cristiano-marxista al parecer nunca fue un producto de consumo masivo, al parecer, primando más un pos-concilio moderado y digerible.

Los canutos, a diferencia de los progres seudocatolicos, siempre han entendido que la gente necesita lo sagrado, la experiencia sobrenatural, aunque sea en ceremonias gritonas, histéricas y estrdientes, por algo la gente llena sus templos, mientras las "misas" parroquiales se vacían dia a doa puesto que no pasan de ser una copia chanta de una junta de vecinos (avisos y datos inutiles por doquier).

Culpa también tuvieron quienes estuvieron en el bando de la ortodoxia católica:

1. La llamada TFP, que, en su anticomunismo primario y pueril, era capaz de defender el statu quo latinomericano de pobreza, corrupción y nepotismo bannero a cualquier precio, idealizadolo hasta el ridículo. Co nrazón los "heraldos del evangelio" se aburrieron de dar jugo, bien por ellos y ojalá les vaya bien.

2- El Opus Dei y los Legionarios, por su absurdo elitismo social (como si las virtudes morales cayeran por "chorreo") y por su obsesión malsana con el sexto mandamiento que, por lo que me cuentan algunos ex alumnos de Cumbres y Tabancura, no hace más que generar el efecto contrario. No en vano el cura Lira dijo que los pechoños son una calamidad pública.

3- Los amigos de la FSSPX, a la cuyas misas asisto desde hace años, que ha desaprovechado una y otra vez la oportunidad de meter cuñas y buscar apoyos en el frente posconciliar, cerándose en un sectarismo que sólo favoerce al enemigo. Se olvidan que los Papas de antaño también fueron políticos habiles.

 
At 23 de septiembre de 2008, 7:47:00 a. m. CLT, Blogger Nery dijo...

interesante sus planteamientos pero siento que hay un error en ellos. Si al decir que chile tiene algo menos que 500 años de historia se refiere ud. al territorio le dirìa que està equivocado pues tiene varios millones de años, si se refiere a la identidad de naciòn, sentirse chileno como un sujeto disitinto de cualquier otro, le dirìa que tiene menos de 200 años y si se refiere a la emergencia del estado tb. tenemos el mismo problema. Cuando se inicia el proceso emancipador en Chile quienes visualizan la necesidad de cesionarse del imperio español son solo ciertos sectores de la aristocracia chilena pues el pueblo estaba al margen de esta discusiòn..el pueblo en chile es monàrquico y sectores importantes del campesinado e incluso sectores indigeneas luchan al lado de las fuerzas monarquistas, para ellos no hay identidad fuera de la corona.Los ideales de la ilustraciòn eran transmitidos en esta colonia solo en salones muy reducidos hacièndose hincapiè en los elementos del liberalismo polìtico y, sobre todo, el econòmico. Hay un cierto sentimientos de territorialidad por parte de estos aristocratas al considerarse ya distintos de los peninsulares y se ha desarrollado tb., gracias a la literatura sobre todo, un cierto sentido de patria como suelo e identidad pero en el contexto de imperio, aùn. Chile , como colonia distante siempre tuvo un cierto caracter isleño porlo que las grandes corrientes del pensamiento solo llegaban a quienes podìan escapar de èl y, aun asì, el catolicismo se mantuvo como religiòn oficial. solo en la segunda mitad del siglo XIX se acepta el ejercicio privado de otras religiones cristianas por una parte debido a las corrientes migratorias del periodo y, por otra, porque el liberalismo se hacia presente con mayor fuerza en la polìtica de nuestro paìs ya independiente y consolidaddo bajo un sistema autoritario de gobierno hasta 1861.recien en 1925 iglesia y estado se separan y, aùn hoy, el 70% de la poblaciòn chilena se declara catòlica y la iglesia tiene un fuerte ascendiente sobre la poblaciòn. No es malo compartir hegemonìas y los evangèlicos tienen una importancia cada vez mayor, como dice el señor silva sobre todo en sectores populares..la fe es patrimonio del hombre no de una religiòn en particular, es parte de la cultura del ser humano...en ese entendido el catolicismo se ha abirto a un espìritu ecumènico que, a mi parecer, le hace bien prque pone a la instituciòn cerca de las personas y de sus vidas y no al reves.

 
At 23 de septiembre de 2008, 9:53:00 a. m. CLT, Blogger Hernán Vásquez Villanueva dijo...

Nery: Ud. piensa así porque es liberal...

Extra Ecclesiam nulla salus.

Saludos

 
At 23 de septiembre de 2008, 11:46:00 a. m. CLT, Blogger Nery dijo...

ve que se pone intolerante...si la visiòn viene de fuera puede ser igualmente vàlida o medianamente...en fin,no sè si serè liberal, sè que atea no soy.
saludos

 
At 23 de septiembre de 2008, 12:16:00 p. m. CLT, Blogger Hernán Vásquez Villanueva dijo...

A ver Nery...

El que usted sea liberal lo dice usted misma, al afirmar que "No es malo compartir hegemonìas y los evangèlicos tienen una importancia cada vez mayor, como dice el señor silva sobre todo en sectores populares..la fe es patrimonio del hombre no de una religiòn en particular, es parte de la cultura del ser humano...en ese entendido el catolicismo se ha abirto a un espìritu ecumènico que, a mi parecer, le hace bien prque pone a la instituciòn cerca de las personas y de sus vidas y no al reves.".

Eso es relativismo puro y simple.

Ahora, de acuerdo a lo que siempre ha enseñado la Iglesia, el error no debe aceptarse, por lo que yo no lo acepto.

 
At 23 de septiembre de 2008, 1:03:00 p. m. CLT, Blogger Nery dijo...

bueno..no se me enoje.
saludos

 
At 27 de septiembre de 2008, 6:41:00 p. m. CLT, Blogger patagon dijo...

ESTO ESTA BUENO BUENISIMO.
VEO QUE EN EL MUNDO ,NO HAY ESPACIO PARA DOS.LE OI DECIR A UN GRAN GENERAL DE LA REPUBLICA:ALFREDO CANALES MARQUEZ.(Q.E.P.D)
YO MIRO DESDE ENTRE EL FOLLAJE.
QUIEN DISPARA PRIMERO.
¿UD O UD?.

 
At 28 de septiembre de 2008, 7:53:00 p. m. CLT, Blogger cristian dijo...

Interesante análisis, desde un punto de vista que no había considerado.
Afortunadamente, si la secuencia de ideas anti católicas se da cada 200 años, no tendremos nada de que preocuparnos hasta el 2117.

 
At 12 de octubre de 2008, 9:52:00 a. m. CLST, Blogger Daniel Vicente Carrillo dijo...

Muy atinadas reflexiones. Un saludo.

 

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