martes, septiembre 23, 2008

¿Quieres darme tú la mano?

Los mártires de hoy no tienen esa suerte. Nadie, ninguno de los que hoy sufren, tiene la suerte que si tuvieron nuestros uniformados de antaño. Nunca faltó el compañero de armas que les dio la mano o les cargó el fusil… o el civil que les acogió en la dificultad.

Hoy, más de seiscientos están tras las rejas o en camino de estarlo. Y hoy se sumaron trece a la lista. Trece distinguidos marinos que fueron procesados y encarcelados por que la Armada de Chile, sí, la Armada de Chile, tiene secuestrado en sus unidades a un sacerdote guerrillero que fue detenido por ocultar armas y por tratar de dinamitar un puente ferroviario a la hora en que debía circular un tren con seiscientos niños de edad escolar.

De Ripley. Porque resulta que el sacerdote de marras está muerto. Tan muerto está, que los canales de televisión y los diarios de gobierno así lo manifiestan. Tan muerto está, que sus correligionarios así lo manifiestan. Tan muerto está, que su hermana le lleva flores al cementerio –al menos así lo mostró hoy TVN en el noticiario de la tarde. Tan muerto está, que así lo ha reconocido la parte acusadora de la causa en alegatos ante la Corte de Apelaciones que he tenido la oportunidad de presenciar. Y tan muerto está, que el Comandante en Jefe de la Armada no se traga el cuento y no ordena a sus subalternos que lo “hagan aparecer” para así liberar de culpas a sus antiguos superiores o subalternos que hoy deben pagar cárcel.

Pero claro, es más fácil hacerse el idiota y mirar para el lado, total, ¡metan presos a los viejos, así nos convertiremos en un país “reconciliado”!

Y no sólo eso; para “reconciliarnos” aún más, démosle todas las facilidades a un par de cineastas comunachos para que filmen en recintos navales y ocupen de extras a personal naval en servicio activo para que así podamos seguir “reconciliándonos”… Lógico, así los chilenos sabremos la verdad y habrá “reconciliación”…

El problema es que esa “reconciliación” no es más que un par de sonrisitas para las cámaras con que se autocomplacen los políticos de izquierda con los altos mandos… “Tu te quedas callado y yo te doy un puesto cuando salgas a retiro…”. “Tú te quedas callado y yo le digo a mis amigos, los jueces, que no te toquen…”.

Francamente me da vergüenza. Me da vergüenza porque soy hijo de Marino y nieto de Carabinero y sé que mi padre y mi abuelo no hubieran dudado ni un instante y hubiesen actuado de otra forma –como de hecho en su oportunidad lo hicieron.

Del resto de quienes tienen algún poder, ni hablar. Tan sólo he escuchado palabras –no he presenciado acciones- de un Senador y un par de Diputados protestando por la lamentable situación por la que atraviesan nuestros uniformados. ¡Y vaya que tienen harto que agradecerles los políticos! ¿Cuántos de ellos estarían en la comodidad de sus cargos o podrían disfrutar de la seguridad que hoy tienen sus familias y sus empresas de no mediar la acción de quienes hoy pagan culpas ajenas? Me atrevo a asegurar que ninguno.

No sé cuándo va a terminar esto. En lo personal, no creo que ninguno de los procesados o condenados tenga vida suficiente para poder disfrutar con la tranquilidad que bien merecida se tienen de sus nietos, de vivir en paz los últimos años con sus respectivas esposas.

Lo que sí sé, es que Dios y la historia los pondrán en el lugar que merecen, y que finalmente llegará el día en que los chilenos les rindamos un justo homenaje y les pidamos perdón. Porque si de pedir perdón se trata, hay que ver que ellos se lo tienen más que merecido. No los que quisieron destruir Chile; menos aún, los que lo están destruyendo ahora.

 

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lunes, septiembre 22, 2008

31 de Octubre, 18 de Septiembre, 12 de Octubre


Chile como Nación tiene algo menos de 500 años de historia, y no 200, como pretende hacernos creer la propaganda oficial –propaganda que se ve exacerbada por estas fechas en que se “celebran” las llamadas Fiestas Patrias. En términos simples, se reconoce como “chilenidad” sólo la parte de nuestra historia marcada por la ilustración y no aquella fuertemente inspirada por el catolicismo, y que fue, sin duda, la que definió nuestro carácter y nos dio un sello particular como país.

Durante estos mismos 500 años, se han dado los tres procesos históricos más fundamentales de la era moderna, los tres en fechas semejantes, los tres representando un avance sistemático de la apostasía de la verdad de Dios y los tres, de gran influencia en nuestra historia: en 1517, el protestantismo, o apostasía contra la Iglesia Católica; en 1717, la masonería, o apostasía contra Nuestro Señor Jesucristo; y, en 1917, el comunismo, o apostasía contra Dios.

La publicación en 1517 de las tesis de Lutero marca el inicio del protestantismo y se parte borrando de un plumazo “la mitad” de la verdad: Se sigue aceptando la mediación de Cristo hacia Dios, pero no la de la Iglesia hacia Cristo; se acepta la revelación –las Escrituras- pero no la tradición –el Magisterio-; sólo la gracia y no la mediación a través del sacerdocio y los sacramentos; sólo Dios y nada a través de los Santos del Cielo.

La masonería, fundada en 1717 -curiosamente, sus artífices fueron protestantes, Désaguliers y Anderson-, vuelve a borrar “la mitad” de lo que va quedando de verdad: se rechaza ahora la revelación de Dios en el mundo. La masonería no es atea, sino deista; postula que Dios –el gran arquitecto- deja de actuar en el mundo después de la creación. La consecuencia inmediata es el agnosticismo o la imposibilidad de conocer la verdad y consecuentemente, el liberalismo, o libertad en vez de autoridad, o relativismo en vez de moral verdadera.

La revolución comunista de 1917, inspirada en la Revolución Francesa, especialmente en Rousseau (masón), termina por borrar a Dios, por institucionalizar el ateísmo, no como un elemento externo, sino esencial. Pretender que el comunismo es meramente un sistema político-económico y que el odio a Dios es algo externo o circunstancial es simplificar dicha ideología al extremo y no advertir que las más grandes persecuciones de cristianos se han dado bajo el yugo de la hoz y el martillo o que los modernos gramscianos rescatan de Marx y de Lenin principalmente su antiteísmo militante.

Este proceso de apostasía, que analizado a nivel global se aprecia en toda su coherencia y consecuencia, y que terminó por infiltrar la Santa Iglesia en su forma de progresismo, está obviamente presente en los procesos histórico-sociales de Chile, quizás no en la misma secuencia o con la misma fuerza. El resultado final, sin embargo, sigue siendo el mismo.

La menos evidente, pero quizás la más arraigada, es sin duda la influencia de la masonería. Muy probablemente tiene esas características por dos razones: primero, porque el proceso se inició en Chile hace más de doscientos años, siendo la ‘Independencia’ tan sólo su consolidación. Si bien es verdad, la Primera Junta juró lealtad al Rey legítimo, su constitución tan sólo vino a legitimar entre un sector importante de la población la ‘necesidad’ de desligar políticamente a Chile de la Corona Española. Obviamente, y como es común a todos los procesos sociales, los ilustrados de la época encontraron acogida en incautos, principalmente entre la clase aristocrática, con lo que el sentimiento antimonárquico se extendió a gran parte de la gente, sin que ésta advirtiera que le era útil a una causa profundamente anticatólica. En segundo lugar, la continua propaganda que ha hecho creer a generaciones, y hasta nuestros días, que el bando triunfador de la guerra civil correspondía a los verdaderos chilenos –los ‘Patriotas’, los ‘buenos’- en contraposición al bando derrotado, los Realistas –o ‘malos’. La verdad, un grupo de chilenos se impuso sobre otro. O un grupo de súbditos de la Corona Española se impuso sobre otro, como quieran verlo. Lo que es un error histórico –pero muy conveniente como discurso- es que los chilenos se impusieron sobre los españoles.

Pese a lo anterior, la masonería no logró extirpar el profundo catolicismo de Chile. Es verdad, logró la separación de la Iglesia del Estado, logró finalmente imponer un sistema político y jurídico que es fiel reflejo de los principios que inspiraron la Revolución Francesa. Pero la gente seguía pensando como católica, seguía comportándose como católica, seguía teniendo un discurso católico, en definitiva, seguía siendo católica. Faltaba un detonante, algo que permitiera extirpar definitivamente a Dios de nuestra sociedad.

Como en todo el resto de occidente, la ‘ayudita’ vino desde adentro. Con los años ’60 el progresismo arremetió con fuerza, y lo que no había logrado el comunismo -Frente Popular, radicales, Unidad Popular- lo logró la propia Iglesia Católica: sacar a Dios de nuestras vidas. Lo hizo sacándolo de sí misma, adoptando un discurso antropocéntrico cuya consecuencia más obvia fue el crecimiento explosivo de las sectas evangélicas, que este año contarán con su propio día feriado, el 31 de Octubre, y para agravio de los católicos, a costa del Día de la Raza, quizás el festivo de más simbolismo por conmemorar el inicio de la evangelización y civilización del continente.

En lo político, económico y cultural, la Iglesia dio, a partir de los años ’60, un decidido y determinante apoyo a la izquierda, quien no logró imponer el modelo a la usanza de Lenin, pero sí logró imponerlo en su forma gramsciana, a través de nuestros últimos Gobiernos y sin ninguna resistencia –más bien con el apoyo- de los grupos reaccionarios.

Lo que tenemos ahora es un país en que cada día hay menos católicos y los que aún declaran profesar dicho credo, lo hacen sin convicción. Triunfo de Lutero. Tenemos un país que cree a pie juntillas en el ‘dogma’ de los derechos humanos, la democracia, el liberalismo, la igualdad de sexos, la falta de autoridad y de jerarquías. Triunfo de la masonería. Tenemos un país que idolatra al medio ambiente, considera que Semana Santa es un feriado largo para descansar y la Navidad una fecha en que se hace regalos, ve con buenos ojos el esoterismo, el paganismo y el indigenismo, y definitivamente piensa que Dios ‘es un mal, afortunadamente superado’. Triunfo del comunismo.

Lo triste es que dichos triunfos han contado con el silencio, cuando no con el entusiasta apoyo, de toda la Jerarquía de la Santa Iglesia. Dios se apiade de ellos.

 

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martes, septiembre 16, 2008

Las Leyes: ¿Para cumplirse? ¿Para interpretarse? ¿Para todos?

El día Viernes 20 de Julio de 2007, estacioné el auto en el mismo lugar donde se encuentra el Suzuki Vitara rojo de la foto. Como era de esperarse, me fue cursada una infracción; el día 2 de Agosto tuve que pagar algo más de cuarenta y nueve mil pesos a beneficio de las arcas de la Municipalidad de Valparaíso. Lo hice sin chistar, me había estacionado en un lugar cuya señalización lo prohibía expresamente, tal cual se puede apreciar en la imagen siguiente:


Siempre me había estacionado ahí, lugar que cuenta con 'cuidadores' de autos 'autorizados', y nunca ningún Carabinero o Inspector Municipal –funcionarios que había visto varias veces en el lugar- me había dicho nada; más aún, la primera vez que lo hice, el cuidador me había manifestado que “ahí se podía estacionar”. Como buen chileno, hice caso omiso del letrerito y dejé el auto, ya que iba cerca y me daba lata caminar.

Pues bien, el lugar de la fotografía es la esquina de las calles Juana Ross y Victoria, Valparaíso. Resulta que la esquina en cuestión no es una esquina cualquiera, sino la entrada de autoridades y público del Edificio del Congreso Nacional, tal cual puede apreciarse en la siguiente fotografía:


Nótese el letrero con la prohibición, y encerrado en el círculo rojo, un Carabinero. La primera y la segunda imagen fueron tomadas con 20 segundos de diferencia, hoy 16 de Septiembre, y ninguno de los vehículos mal estacionados fue multado. Como tenía algo de tiempo, me acerqué a conversar con el funcionario policial y le conté que a mí, por pararme donde mismo, me habían pasado un parte. Mi sorpresa fue mayúscula cuando el policía se encogió de hombros y me respondió: “tiene usted toda la razón, pero resulta que hay instrucciones del congreso de autorizar, 'los días Martes, Miércoles y Jueves que no corresponden a semana distrital', el estacionamiento de vehículos en toda la cuadra, ya que los 'periodistas y los funcionarios de Gobierno de nivel medio” no tienen dónde pararse'. Le contesté que en la cuadra del lado había parquímetros, los que estaban frecuentemente disponibles… me miró con una expresión como tratando de decirme “no sea h… cómo se le ocurre que un periodista o un funcionario de Gobierno va a estar pagando parquímetro…” (pobrecitos).

Al respecto:

Primero: La Ley 18.290 (Ley de Tránsito) expresa lo siguiente:

Artículo 1°.- A la presente ley quedarán sujetas todas las personas que como peatones, pasajeros o conductores de cualquiera clase de vehículos, usen o transiten por los caminos, calles y demás vías públicas, rurales o urbanas, caminos vecinales o particulares destinados al uso público, de todo el territorio de la República (entiendo que los 'periodistas y los funcionarios de Gobierno de nivel medio' están incluidos en la categoría).

(…)

Artículo 157.- La detención en sitios no autorizados para estacionarse, se permitirá sólo por el tiempo mínimo necesario para tomar o dejar pasajeros.

Artículo 159.- Se prohíben las siguientes detenciones y estacionamientos:
1.- En cualquier lugar en que las señales oficiales lo prohíban;
2.- En aceras, pasos de peatones o lugares destinados exclusivamente al tránsito de los mismos;
3.- En doble fila, respecto a otro vehículo detenido o estacionado en la calzada junto a la cuneta;

(…)

Artículo 160.- Se prohíbe además estacionar: (…)

3.- A menos de diez metros de una esquina.

Segundo: Dicho cuerpo legal fue aprobado con su última modificación (10 de Diciembre de 2005) por el Congreso Nacional. Sí, el mismo Congreso que instruyó a Carabineros y a los Inspectores Municipales a que hicieran vista gorda de su cumplimiento.

Tercero: No soy yo, sino los mismos congresistas, quienes sostienen en forma majadera en su discurso que todos los chilenos somos iguales y que no hay ciudadanos de primera o segunda clase. No veo por qué, entonces, 'periodistas y los funcionarios de Gobierno de nivel medio' pueden contravenir la norma y los demás mortales no podemos.

Cuarto: De acuerdo a la misma Ley, en el Artículo 161 se obliga a Carabineros e Inspectores Municipales a retirar a los vehículos mal estacionados, por lo que los policías y los inspectores que constatan las reiteradas infracciones que se producen todos 'los días Martes, Miércoles y Jueves que no corresponden a semana distrital' están faltando a su deber.

Quinto: Por último, el Artículo 163 faculta a las Municipalidades para limitar el estacionamiento en horas y lugares determinados. Bastaría cambiar la señal por otra que prohibiese “excepto Martes a Jueves etc…”, con lo que se evitarían confusiones e infracciones cometidas por incautos. Claro, disminuiría la recaudación por concepto de infracciones de tránsito…

Hago estos comentarios porque todos los días se escucha a políticos quejarse de lo desprestigiado que está el Poder Legislativo y la actividad en general –desprestigio tan sólo superado por el Poder Judicial. Lo increíble, es que los mismos personajes hacen sesudos análisis y gastan valioso tiempo para encontrar soluciones a un problema que se arregla en forma elemental: dedicándose a trabajar para lo que fueron electos y dando el ejemplo. Y obviamente, haciendo cumplir las leyes que ellos mismos redactaron.

 

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lunes, septiembre 15, 2008

Elecciones norteamericanas y voto católico


Me llegó hace algunos días un video producido por la asociación “Catholic Vote”, ligada a la Conferencia Episcopal norteamericana.

El documento pretende entregar orientaciones a los votantes católicos frente a las elecciones generales de noviembre próximo en dicho país. Se parte afirmando que es responsabilidad de todo católico el hacerse oír; que hay mucho en juego, y que siendo todos los temas importantes, algunos son mucho más trascendentes que otros –puntualmente, el video destaca el derecho a la vida desde la concepción hasta la muerte natural y el fortalecimiento de la familia por sobre otros factores a considerar, importantes sí, pero no tan relevantes, como el poderío militar y el éxito económico o el cuidado del medio ambiente.

Hasta el momento, razonable, y plenamente concordante con lo que enseña el Magisterio. Pero… y como es habitual en todas las recomendaciones pastorales posteriores al Concilio Vaticano II, la conclusión final es un tibio “vote en conciencia”, como si el bien y el mal fueran un problema de “conciencia” y no verdades absolutas… claramente, en noviembre los norteamericanos tendrán que escoger entre una opción que es partidaria, entre otras cosas, del aborto, la eutanasia, el “matrimonio” y la adopción de hijos por parejas cuyos miembros son del mismo sexo, etc. y otra que, al menos en el discurso, no lo es. Obama-Biden o McCain-Palin; Demócratas o Republicanos. Ciertamente, para un católico no es lícito elegir “en conciencia”.

Más grave aún, es que el ya tibio “vote en conciencia” no es tal, ya que en el mismo video se exaltan figuras de triste memoria, todas ligadas al Partido Demócrata: el socialista John Kennedy y el activista revolucionario Martin Luther King: un claro llamado a votar por dicha agrupación.

Como broche de oro – aunque no ligado con el tema electoral- se hace una apología de la colaboración entre católicos y judíos –no más del 3% de la población-, siendo que éstos son los principales responsables de la pérdida de valores en occidente, en Estados Unidos en particular. Basta ver el cine de Hollywood o las principales cadenas informativas: son los más grandes promotores del libertinaje y la destrucción de la familia.

Nada nuevo bajo el sol, en todo caso. Dicha actitud mentecata y abiertamente izquierdizante la conocemos más que de memoria acá en Chile.

 

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