martes, noviembre 18, 2008

Martirio permanente

No puede dejar indiferente a nadie el caso del detenido desaparecido aparecido del que hemos tomado conocimiento por un par de escuálidas notas aparecidas en la prensa de ayer y de hoy.

Se trata de un fulano que fue detenido en 1973 por la Fuerza Aérea, que estuvo dos días detenido, que vivió dos años en su casa y que finalmente viajó -legalmente- a Mendoza, Argentina, en 1975. Lo anterior, asegurado por testigos –sus vecinos-, quienes también afirmaron que nunca perdió contacto con su familia “original”. Además, renovó en varias oportunidades su Cédula de Identidad, trámite que hizo por última vez en 2002. Finalmente, llegó a su casa hace algunos días, como si nada hubiera pasado.

En el intertanto, su familia lleva 13 años recibiendo indemnizaciones del Estado, incluyendo becas de estudios superiores para dos de sus hijos.

No quiero ahondar acá en la evidente “estafa permanente” que está perpetrando la familia todos estos años, al cobrar beneficios económicos financiados por los contribuyentes todos. Tampoco en la “mentira permanente” que lleva sosteniendo el Gobierno y las asociaciones de derechos humanos al incluir nombres como el de Germán René Cofré Martínez en listas lastimeras, ya sean memoriales, informes varios o nóminas chupa fondos fiscales. Menos, en el “engaño permanente” del que son víctimas muchos chilenos, quienes de buena fe creen que el drama de los familiares es sincero.

Quiero hacer hincapié, en cambio, en dos cosas:

En primer lugar, a la “injusticia permanente” de la que son víctimas nuestros militares, quienes son apuntados con el dedo y, por cierto, perseguidos por la justicia, por haber detenido y desaparecido a mucha gente – en ningún caso, angelitos- a quienes se les presume de tenerlos “secuestrados en forma permanente” para poder encarcelarlos como sus “verdugos permanentes” y así hacer tabla rasa de leyes vigentes… “Ilegalidad permanente”, podríamos llamarlo. Recordemos que ya son varios los casos de gente que ha debido ser borrada de todo tipo de listas, por haberse comprobado que está o viva o muerta, pero no “desaparecida”. Por supuesto que en estos casos nadie les pedirá perdón por la humillación de haber sido tratados como delincuentes, nadie compensará a quienes quedaron sin trabajo por haber estado involucrados en casos de derechos humanos, nadie compensará las cientos de veces en que tuvieron que desfilar ante los Tribunales… Nadie les pedirá ni media disculpa por haberlos tratado como parias, siendo inocentes.

En segundo, quiero hacer notar "la cobardía y el oportunismo permanentes" de los políticos de la Alianza, a quienes, hasta este momento, no les he escuchado ni media letra sobre el particular -un "silencio permanente". Un solo caso de corrupción, una sola ineficiencia, un solo peso mal gastado, siempre han bastado para que presuman –muy sueltos de cuerpo- que dichos casos son “la punta de lanza” que permite descubrir otras redes o conductas impropias… ¿Por qué no un caso de un detenido desaparecido aparecido? ¿Quién dice que no hay muchos otros? ¿Qué justifica el silencio de RN y la UDI?

¿Quieren acaso los políticos ser aprobados en una especie de “prueba de la blancura” que les dé legitimidad ante la masa enceguecida por treinta y tantos años de propaganda ignominiosa y de mentira sistemática?

No señores. La izquierda lleva ya casi cien años mintiendo. Ellos mismos lo han reafirmado en cuanta oportunidad han tenido para hacerlo, desde los tiempos de Lenin en adelante, no siendo esta la ocasión para no hacerlo. Es parte de su ideología, de su cultura.

Estaría bien, aunque fuere por una vez, que la “derecha” chilena nos muestre que aún le queda algo de nobleza y que está dispuesta a hablar con la verdad, con los principios, mas no con oportunismo. No sigan con su típica “hipocresía permanente”. Si no lo quieren hacer para limpiar su conciencia, háganlo por lo menos para limpiar, aunque sea un poco, el prestigio y el buen nombre de nuestros militares. Mal que mal, sus puestos, sus bienes y, muchas veces, sus vidas, se las deben a ellos. No hagan de su martirio, un "martirio permanente".

 

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