domingo, noviembre 25, 2007

Cuentas alegres


Cuentas alegres son las que saca la centro-reforma política luego de conocerse los resultados de una encuesta de opinión que le da al Gobierno una baja de 14 puntos adicionales. Era que no, si muestran a la Presidente y a su coalición de gobierno con niveles de popularidad bajísimos, ni siquiera observados en el peor momento de la crisis asiática del período 1997 – 1999 o tras conocerse los mayores escándalos de corrupción protagonizados por el estadista y su camarilla.

Dicha baja de popularidad era absolutamente esperable. Tenemos una coalición de gobierno cuyo único logro quizás ha sido no destruir por completo el modelo económico heredado del Gobierno Militar y cuyo norte pareciera ser el enquistarse en el poder a cualquier precio con el objeto de no perder –menos ahora con el precio del cobre por las nubes- el control de la mayor fábrica de dinero y de favores de Chile: el Estado. Y a la cabeza de dicha coalición, por lo menos formalmente, una Presidente que del arte de gobernar parece entender tanto como yo de física cuántica o de tagalog. Y lo que mejor prueba que dicha incapacidad para gobernar es real es que la caída en las encuestas se ha producido en circunstancias que Chile atraviesa hoy por la mejor coyuntura económica y política de su historia.

“Tenemos una oportunidad de oro”, será el íntimo pensamiento de nuestros amigos de la UDI y de RN… “Por fin vamos a ser gobierno…” (parece cuento del lobo). Pero…

En primer lugar, creo que no tiene ninguna gracia acceder al poder no por méritos propios sino por el desgaste del contrincante. El mérito vendría a ser el mismo que tuvo la Concertación en 1988 y 1989 cuando ganó el plebiscito y las elecciones presidenciales y legislativas luego de diecisiete años de Gobierno Militar…

En segundo, la Concertación se atrevió a hacer cambios. Para mal más que para bien, pero los hizo. Parafraseando a un famoso político español, dio vuelta a Chile como un calcetín. Pero apostaría mi mano derecha a que la Alianza no se va a atrever (o no va a querer) revertir dichos cambios. Doy por firmado que si llegan al poder, no van a cambiar los planes de estudio, no van a sacar a los militares de las cárceles, no van a derogar la legislación inmoral, no van a imponer la autoridad que les confieren la Constitución y las leyes… el mismo continuismo que la coalición de izquierda mostró en el manejo de la economía luego de terminado el Gobierno de Pinochet, ahora la derecha lo va a mostrar en el manejo de los temas morales y éticos si llega a sustituir a los actuales gobernantes. Para qué hacer cambios, si mantener la inmoralidad y la vulgarización del país reporta votos y es más fácil que re-educar a la población... o que poner atajos a los medios…

Y por último, el más probable candidato –y al parecer, el único que tiene posibilidades electorales ciertas- es Sebastián Piñera, personaje que odia a la UDI, milita en RN, actúa como DC, piensa como PPD y lleva una carrera política completa remando contra la corriente con la venia –a gusto o a disgusto- de ambos partidos de oposición.

Si alguien pretende que yo apoye a la Alianza en estas condiciones simplemente se equivoca. Me imagino que si Piñera no quiere reemplazar al Jefe de Prensa (un conocido activista de izquierda) del canal de televisión de su propiedad, capaz que nos salga con un pastelito como nombrar a Escalona en el Ministerio del Interior o a Schaulsson en la Cartera de Educación. O a Viera Gallo en Justicia. Aunque ustedes no lo crean, prefiero sinceramente que las próximas elecciones las gane un socialista. Son diablos conocidos. Y al igual que en España Felipe González hizo menos daño que José María Aznar, creo que acá, hasta el mismísimo Lagos haría menos daño que Sebastián Piñera.

De Joaquín Lavín mejor ni hablar.

 

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¡Feliz Cumpleaños mi General!


Hoy 25 de Noviembre, el General Augusto Pinochet Ugarte habría cumplido sus 92 años de edad.

Su celebración, muy probablemente habría sido similar a la de años anteriores: uno que otro político oportunista yendo a saludarlo; el Gobierno, a través de algún juez títere, pidiendo su procesamiento o arresto domiciliario o, a través de algún medio servil, inventando una nueva calumnia del estilo de “este señor se comía los niños”.

La gente común, en cambio, al igual que en años anteriores, seguramente habría manifestado su eterna gratitud, algunos reuniéndose a las afueras de su casa, otros, pidiendo intenciones en alguna misa o elevando una plegaria por su salud y la de su familia.

El hecho cierto, es que nuestro querido ex Presidente ya no está con nosotros. En unos días más, se cumplirá el primer aniversario de su fallecimiento.

Y este año de duelo nos ha servido para meditar y darnos cuenta cuánto calza cada uno.

De acuerdo a lo que cualquiera podría haber esperado, el fallecimiento de don Augusto bien podría haber significado el cierre de un capítulo en Chile. Sé que es muy difícil aunar posiciones y opiniones diametralmente opuestas, pero al menos, su figura y sus actos públicos pudieron haberse dejado al juicio de la historia. Pero no se hizo así. La Concertación, más de alguien de la Alianza y personalidades de todo el orbe siguieron con la implacable persecución, la que ahora incluye además a su familia. ¡Si hasta un hijo ilegítimo le está achacando el diario La Nación! ¡Lógico, el muerto no puede defenderse! ¡Y el dolor de la viuda qué importa! ¡Qué se pudra!

Lo triste es que muchos de quienes le deben bastante –incluso la vida- al General Pinochet, no hayan gastado ni media palabra en defender su memoria y la integridad de la señora Lucía y sus hijos. Menos aún, un pequeño recuerdo este día en que habría cumplido los 92.

Quiero manifestar, que al igual que muchos chilenos agradecidos, yo si elevé hoy mis plegarias por su eterno descanso, ciertamente, junto a la presencia de Dios Nuestro Señor. ¡Felicidades mi General!, y desde allá en el cielo, siga velando por nuestra querida Patria.

 

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miércoles, noviembre 14, 2007

Por favor Almirante Codina, ¡la Armada NO!


Hace unos días, invitados por el CJA, Almirante Rodolfo Codina, un grupo de dolientes repitió el ritual que ya se ha venido haciendo habitual en reparticiones militares: asistir a “centros de detención y tortura” y expresar un nunca más, un perdón y olvido conjunto, frente a cientos de cámaras y flashes.

La máxima autoridad naval dijo que la Armada estaba abierta a nuevos gestos de reconciliación.

Convengamos que la reconciliación, como depende de la propia voluntad, cada cual puede buscarla; pero sólo puede lograrse si hay un real y efectivo deseo de emprender todos el camino de la unidad nacional, actitud que ciertamente creo sincera en el Almirante. Pero pienso que esa reconciliación no es posible por ahora, pues es necesaria una larga etapa de observación y demostración de sinceridad entre los diferentes sectores. Mientras en Chile y en el extranjero siga el coordinado plan de denigrar a las Fuerzas Armadas; continúe el morboso ataque oral y físico, muy solapado a veces, en contra de quienes ganaron una batalla que no buscaron; mientras prosiga la campaña de rumores infames que se transmiten y divulgan al mundo entero; en fin, mientras se siga lavando el cerebro de muchos de nuestros jóvenes y niños con frases que de tanto repetirse llegan a creerse, no es posible hablar de reconciliación.

No la habrá mientras los gestos provengan siempre de un solo lado. No podrá haberla, si frente al abrazo leal y sincero que pudiéremos darle a quien por su propia voluntad fuera nuestro enemigo, en reciprocidad nos responde con su venganza. No, si los buenos oficios que éste ofrece son sólo una forma de tratar de reconquistar posiciones perdidas. Y no, si a la mirada clara y franca que podemos dar a un amigo que se apartó voluntariamente de nosotros, éste responde con otra cargada de resentimientos.

No seamos ilusos; unos días antes de la famosa visita a la Quiriquina, vimos como se rechazaba una Ley –que ellos estaban comprometidos a aprobar- que otorgaba beneficios a militares perseguidos políticos, una Ley del mismo tenor que otra que había liberado a todos los terroristas que aún quedaban en la cárcel, un rechazo celebrado con champaña por los mismos dolientes que ahora visitaban la Escuela de Grumetes.

No actuemos con la soberbia que lo ha hecho el Presidente de la UDI, Hernán Larraín, quien a diferencia de su colega, el Senador Horvath, no fue capaz de reconocer su garrafal error y pedir disculpas por él.

Espero que el Almirante Codina, a diferencia de sus pares del Ejército, la Fuerza Aérea y Carabineros, demuestre que aún tiene pantalones, que los galones no los tiene de adorno, y que no está dispuesto a aceptar que se diga que la Armada –al igual que sus instituciones hermanas- tiene siquiera una ínfima responsabilidad en los hechos de hace treinta y tantos años.

Entiéndanlo de una buena vez, quienes le echaron la bencina al fuego no fueron los uniformados. Fueron quienes hoy se hacen pasar por víctimas y lloriquean ante el país y el mundo entero.

Entiéndanlo de una buena vez, el principio del camino de la reconciliación es, quiéranlo o no, el reconocimiento explícito y público de las culpas que se tienen en Chile en los últimos cuarenta años. Y dichas responsabilidades no recaen precisamente en nuestras Fuerzas Armadas y de Orden ni en su valerosos soldados. Y mientras ese reconocimiento no exista, no habrá reconciliación. Por lo menos de mi parte.

 

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jueves, noviembre 08, 2007

El señor Frei y su pataleta

Hoy, 7 de Noviembre, se votaba en el Senado un Proyecto de Ley que otorgaba indulto a militares involucrados en procesos relacionados con derechos humanos.

Desde luego, creo que es un tremendo despropósito llegar a igualar a los condenados por actos terroristas con los militares perseguidos por combatirlos. Pero en un país que cree a pie juntillas que nuestros militares se comían los niños y cuyo sistema judicial ha hecho de la prevaricación, la vendetta y la mentira los pilares fundamentales de sus fallos, un indulto no dejaba de ser esperanzador para tantos chilenos que hoy están siendo perseguidos y, por supuesto, no representan objetivamente ningún peligro para la sociedad.

Decidimos ir a la sesión y apoyar esta buena iniciativa del Senador Arancibia. Hace apenas dos días se había sabido que los asesinos del Cabo Moyano eran terroristas indultados en virtud de una ley dictada el 2004, y que para obtener los votos necesarios para su aprobación, la Concertación se había comprometido a retribuir apoyando con los suyos en esta ocasión.

Como era de esperarse, la decé y la izquierda no cumplieron y el proyecto no se aprobó. Ojalá que los larraínes y otros incautos hayan aprendido definitivamente la lección: no puede confiarse en un izquierdista, ellos sólo buscan odio y venganza, no concordia social; mucho menos justicia.

Pues bien, estando en las tribunas del Senado, de pronto aparecieron las típicas viejujas con las fotos colgando, Viviana Díaz y compañía. La sesión se desarrolló con normalidad hasta que una vez concluida la votación se supo el resultado: por una diferencia de dos votos fue rechazado el proyecto.

Ello produjo la algarabía de las dolientes deudas y desazón en nuestras filas. Y vino la reacción típica: gritos por uno y otro lado. Al parecer, al Presidente del Senado no le gustaron y mandó a desalojar la sala. Hasta el momento, nada de raro, es lo que siempre ocurre cuando la sesión se interrumpe por el público.

El problema fue, que, la sala se desaloja completa o sencillamente no se desaloja a nadie. En el peor de los casos, se desaloja a quienes interrumpen la sesión –en este caso, las viejas de las fotos y nosotros. Pero resulta que el señor Frei, quien ha dado muestras más que suficientes de actuar motivado por el odio, la calumnia y la mentira, se ensañó contra nosotros y procedió a ordenar un desalojo selectivo: única y exclusivamente los manifestantes partidarios del indulto.

Lo verdaderamente insólito fue que su orden incluía el fichaje –ilegal– y un procedimiento policial completo que se lo quisiera un carterista.


Siete carabineros del Congreso, cuatro o cinco más de la Segunda Comisaría, un carro –cuca– con dedicación exclusiva, tres médicos, cinco auxiliares de enfermería. Todo ello para detener y constatar lesiones (¡!) a unos cuantos gatos –incluidas dos señoras mayores. ¡Un verdadero peligro para la sociedad!

Impresionante, mientras la gente esperaba por horas en el hospital para ser atendida y otros, seguramente estaban siendo asaltados… todo ese personal médico y policial y todos esos recursos materiales estaban siendo utilizados para neutralizar y amedrentar a unos cuantos fachos que metíamos ruido en el Senado, y representábamos una postura que el señor Frei detesta… ¡Y tiene el descaro de hacer gárgaras con la libertad de expresión, la igualdad ante la ley y la democracia!

Habría que agregar que de no ser por los buenos oficios del Senador Arancibia y del Diputado Chahuán, las casi cuatro horas en que estuvimos injustamente privados de libertad se habrían transformado en una noche completa. Todo ello mientras la lloriquienta Viviana Díaz seguía metiendo boche en las tribunas con su camarilla de dolientes.


Diputado Enrique Estay rindió homenaje a Carabineros mártires y a militares injustamente perseguidos

Hora de Incidentes, Cámara de Diputados, Sesión 96ª Ordinaria del 6 de Noviembre de 2007

 

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