miércoles, febrero 28, 2007

Lealtad, agradecimiento, veracidad y reciprocidad

Creo firmemente que esas cuatro virtudes son las que más se deben valorar en una persona. Dejando de lado la familia biológica, que en la mayoría de las ocasiones las pone en práctica con los parientes cercanos, supongo que son las más difíciles de encontrar, y si se llega a hacerlo, siempre está presente una fragilidad –quizás propia del ser humano- que en virtud de legítimos intereses personales hace que en definitiva no suelan cultivarse.
Quizás, en algún momento de la vida, a lo mejor durante la niñez, todos hemos tenido la convicción de que quienes las desarrollaban lo iban a seguir haciendo para siempre. De ahí el famoso dicho que expresa que “los mejores amigos son los del colegio”. De repente, frente a una “maldad” era común encontrarse con todo un curso o grupo de amigos cuadrado para taparle la falta al infractor. Lástima que dichos buenos sentimientos –aunque su fin fuera encubrir una mala acción- se terminan en forma abrupta junto con el fin de la educación secundaria. Al egresar se cae violenta y sorpresivamente en un mundo en extremo competitivo que hace que cada uno tire para su propio lado, y las palabras bonitas de la niñez se vayan directamente al tacho de la basura. En lo personal, amistades del colegio –y de la universidad- me deben quedar una o dos, nada más, y si es que. A lo mejor lo que queda son algunos sentimientos de aprecio, lo que en ningún caso significa que en el momento de los quiubos dichas personas vayan a entregar algún tipo de ayuda frente a una eventual necesidad, por mucho que en “sentido contrario” se haya entregado una y mil veces.
Y esa es la tónica por el resto de la vida. A medida que pasan los años, cada vez son menos las personas en que se puede confiar, por expresar cierta benevolencia en la "contabilidad". Lo común es que se termine contando solamente con la familia, y tan sólo la familia directa. Las demás relaciones son generalmente de conveniencia, y cuando se deja de ser útil, la relación sencillamente se rompe. Por mucho que se jure y se re-jure lo contrario. Los porfiados hechos así lo demuestran. Afortunadamente, con el paso de los años, el ser humano se va “curtiendo” y las malas experiencias y las decepciones no hacen sino preparar a las personas para aguantar los sinsabores, cada vez con menos sufrimiento. Quizás algo similar a la conformidad que se tiene ante la muerte, sin duda, más fácil de lograr a medida que se envejece.
Estas reflexiones me han hecho entender por qué la política es como es. Sin duda, un reflejo de la naturaleza humana. Creo, que ni siquiera dentro de un mismo partido existen relaciones leales. Para qué hablar de acciones que muestren agradecimiento por “favores concedidos”. La intrigas abundan, y es muy difícil encontrar conductas que muestren reciprocidad. El mundo político está lleno de chuecuras. Y como expresaba anteriormente, eso es tan sólo consecuencia de una conducta propia de todos los hombres. “Mientras me sirvas, yo te sirvo a ti; una vez que no sirvas, si te he visto no me acuerdo, por mucho que me hayas dado lo que me hayas dado”.
Triste, pero es así. Así somos las personas. Y por eso que nuestro país y nuestra sociedad están cómo están. Y al parecer, sin arreglo.

 

2 comentarios

2 Comentarios:

At 4 de marzo de 2007, 8:37:00 p. m. CLST, Blogger Koke dijo...

Ud. lo ha dicho.

Saludos.

 
At 17 de marzo de 2007, 2:24:00 p. m. CLT, Blogger Fabiana Bump dijo...

Coincido plenamente con lo expresado en el post.

 

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